domingo, 3 de febrero de 2013

Amores que matan: el PP y el medio rural de Castilla y León


Reblogeamos esta entrada de Burgos-digital que nos parece de contenido excelente:

http://burgos-dijital.blogspot.com.es/2013/02/amores-que-matan-el-pp-y-el-medio-rural.html

Amores que matan: el PP y el medio rural de Castilla y León

 Entre los pueblos de Castilla y León y el PP hay una historia de amor desde hace años.  Una historia de amor no correspondido.  Una historia de amor con maltrato físico y moral.  Una de esas historias de amores que matan, sin que ningún Ministerio de Igualdad haya movido un dedo.   Es una historia de amor que dura 35 años.  Treinta y cinco años de abnegada y quizás estúpida fidelidad repetida elección tras elección, municipal, autonómica, general o europea.  No ha habido comicio en la que los rurales de la región no hayan apoyado masiva y ciegamente al adalid del conservadurismo en España, al espolón de eso refrito de dictadura nacional-católica travestida en democracia cristiana llamado PP.  Rozan el 66% de los votos en toda elección.  Lo sorprendente es que en ese tiempo y a pesar de haber favorecido la llegada y el mantenimiento de su partido en el poder, al medio rural de Castilla y León  le ha ido cada vez peor.  Es por consiguiente una historia de amor asimétrico que tras tres décadas toca a su fin con las plagas de los recortes porque una de dos o los rurales se independizan de la tutela del PP o como parece, sonarán los bronces en su honor .

Llamemos al pan pan, lo de la democracia formal, con partidos políticos y demás parafernalia, nunca fue del credo del medio rural.  Nunca pudo desprenderse de ese  tufillo de  idea forastera y como tal susceptible de albergar todo tipo de sospechas.  La Iglesia, única institución y medio de comunicación durante siglos en valles y parameras había hecho un trabajo ímprobo.  Si sólo hay un Dios a cuenta de qué invento hay varios partidos. Además. más vale malo conocido que bueno por conocer, no fuera a ser que vinieran los comunistas y robaran los retales de tierras de miseria.  Del Movimiento al PP era todo lo que había que cambiar para que de hecho casi nada cambiara. Y así fue.  Los antiguos alcaldes franquistas continuaron en sus puestos sometiéndose ahora al rito del sufragio universal.  Siguieron controlando las diputaciones provinciales, continuó el declive y despoblamiento del medio rural, del que sólo se salvaron las cabeceras de comarcas, y se mantuvieron las élites de poder en el Medio Rural cuidando de que no se produjera ningún  tipo de transformación por parte de foráneos, de más acá o de más allá. 

Voto fiel o voto cautivo, las y los rurales comienzan a atisbar una gran traición por parte de un PP que sigue como primer y único mandamiento que “Entre Dios y el dinero, lo segundo es lo primero”.  El mundo rural que  había accedido tardíamente a los placenteros derechos del Estado del Bienestar va a ser los primero en verse arrojado de este efímero paraíso.  Lo que pasa por ser una tijera en las ciudades es una auténtica guadaña que cercenará el ya incierto futuro de los pueblos de Castilla y León.  Hasta ahora las cabeceras de comarcas habían logrado aguantar la sangría de pérdida de población al haberse convertido en sedes donde se ofrecían servicios a toda una comarca.  Servicios administrativos, comerciales  y de justicia, pero sobre todo educativos y sanitarios.  Sin embargo la suerte de los pueblos parece estar echada.  En su futuro hay menos guardias médicas y más fracking,  menos colegios, y más cotos de caza. No hay nada tan deficitario como una población escasa, dispersa y envejecida.  En un estado de “derecho” todos los ciudadanos tenían los mismos derechos y la rentabilidad económica no era lo único valorado.  Hoy eso ya no es así.  El PP como el PSOE de Zapatero, siempre al dictado de los bancos, están gobernando no con la constitución o lo que queda de ella sino con una calculadora.  En el altar en el que se venera al oro del vellocino van a ser sacrificados nuestros bellos, entrañables y deficitarios pueblos, cuya cabeza será entregada en una bandeja por un cimbreante Juan Vicente Herrera en el papel de Salomé , a Draghi, Goldman Sachs, Botín o Trofagás.

Carolina R. Tenaz